El cilantro
proviene del este de Europa, y desde que llegó a esta parte del mundo fue muy
bien recibido. La mayor parte de los países latinoamericanos, lo utilizan como
ingrediente principal en su cocina. Guisos, sopas, mojitos, salsas… En fin,
podemos darle el toque final a cada plato con esta hierba (especia).
Desde mis
principios en la cocina, el cilantro ha sido uno de mis ingredientes favoritos.
Su aroma y su sabor inigualable me cautivaron y hasta ahora lo utilizo en cada
nueva creación. Considero que es una de las especias más versátiles de nuestra
cocina.
Por eso me
sorprendió mucho saber que hay personas que lo detestan. Hasta a la famosísima
chef norteamericana Julia Child le repugnaba el olor y el sabor del cilantro.
Hay quienes dicen que sabe y huele a jabón… Y no es para menos, ya que el
cilantro comparte ciertos componentes químicos con dicho producto.
Me parece
que esta aversión al cilantro es mayormente cultural. Aunque es oriundo de
Europa, por ejemplo, no es utilizado allí. En tiempos medievales sí utilizaban
la hoja y la semilla, pero en la “evolución” de la cocina europea su uso fue
desapareciendo.
En fin,
mientras una parte del mundo se pierde las maravillosas creaciones culinarias
que pueden prepararse con esta hojita tan aromática, nosotros no sabemos cómo
sería nuestra cocina sin ella.